EL ULTIMO BARON

Mi familia política era enorme. Mi suegra tenía 17 hermanos divididos entre hembras y varones, todos con pintorescos apodos que duraron ...


Mi familia política era enorme.
Mi suegra tenía 17 hermanos divididos entre hembras y varones, todos con pintorescos apodos que duraron hasta sus respectivas muertes.
El Nino, Chichi, Canario, Quenque… creo que solo un par de ellos conservaron sus nombres.
Y de las hembras, ni se diga… Monguita, Teti, Tita, Chencha, Nenita, La Nina ...
Como dije, era una familia gigantesca y cuando llegué a esta familia alrededor del 1978, todo el mundo vivía y las festividades eran multitudinarias porque todos ellos tenían hijos y algunos hasta nietos
Siempre me lleve muy bien con todos, como es natural, con algunos más que con otros, pero tenía buenas relaciones con todos ellos.
Eran buenas personas muy sencillas oriundas de Pinar del Rio y establecidos en La Habana y sus afueras.
Pero la vida, implacable, ha comenzado a diezmar a esta familia.
Las mujeres han resistido al impacto de los años y de las enfermedades.
Solo una de ellas se ha marchado para siempre y mi suegra, que está enferma de muerte, batalla cada día por su vida, pero indefectiblemente el final se acerca.
Sin embargo, la Parca se ha cebado en los varones.
Han sido exterminados uno por uno y el que quedaba de ellos, acaba de morir.
Era el último de sus Mohicanos, estaba viejo y enfermo y la vida, más que implacable; cruel, le asesto el golpe que lo derribaría para siempre cuando le arrebato la esposa unos días antes de que El Libro con su nombre, fuera abierto en La Eternidad.
El Mohicano no sobrevivió a tamaña desgracia y se marchó, dejando tras si las ausencias de sus hermanos y la de el mismo en una familia que se hace más corta y más triste.
Así es la vida, decimos, pero la muerte nunca es bienvenida y los vacíos que deja son insondables.
Deja lóbregos agujeros en el alma de los allegados y descarga un silencio espeso y opresor que nunca se difumina.
Se ha marchado el ultimo Barón.
Pero no debemos doblegarnos en la tristeza.
Si nuestras creencias son correctas, debe de estar feliz, como espíritu, reunido con sus hermanos y su mujer, joven y apuesto, con la misma luminosa sonrisa que vemos ahora en las viejas fotos de familia, que es el único recurso que les queda a los sobrevivientes.


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