EN UNA NOCHE DE INVIERNO
Hace algunos días tuve un extraño sueño. Estaba parado en el Polígono de la ESP Andrés Gonzales Lines, vestido yo de impoluto blanco con...

Hace algunos días tuve un extraño sueño.
Estaba parado en el Polígono de la ESP Andrés Gonzales Lines, vestido yo de impoluto blanco con mi diploma en las manos.
Miraba alrededor y solo veía las personas que allí estaban ese día, el 10 de julio de 1976: mis compañeros, mis profesores, los instructores, pero era yo, el mismo de ahora con 67 años pero en el cuerpo del yo mismo con 20 años. .
Turbado y vacilante me senté en uno de los bancos debajo de los pinos que miraban al mar y súbitamente del agua surgió una persona envuelta en una especie de sábana blanca también y con una gran capa verde brocada en oro. Era un tipo delgado con barba, pero no se parecía a Jesús.
Tenía la piel de color indefinido, en Cuba lo hubiéramos puesto en la categoría de mulato blanconazo, es decir, no era Jesús, no al menos el Jesús que estamos acostumbrados a ver en fotos y películas.
El tipo viene directamente a mí y me habla con voz clara:
- Se te ha concedido una única oportunidad - me dice- Tienes de nuevo veinte años, pero con la experiencia de tus 67. La experiencia y las vivencias, tus aciertos y tus errores.
- ¿Cómo es posible eso? - dije con trémula voz.
- No te preocupes por eso - respondió el hombre- esas cosas están fuera de tu alcance y de tu comprensión.
Alégrate de esta única oportunidad y trata de aprovecharla al máximo - afirmo con ojos risueños-
Yo estaba sin palabras, solo miraba la cara del tipo en la cual no se movia un musculo y el Hombre agregado:
-No, aun no termino - dijo gravemente- tienes dos posibilidades: una es vivir una nueva vida a partir de ahora con toda la experiencia que tienes, pero nadie que hayas conocido excepto tu familia estará en tu vida.
La otra opción sería vivir una vida completamente nueva a partir de tus 20 años, pero con la memoria borrada por completo, y esta opción te daría diez años más de vida.
-¿Cuanto voy a vivir? - pregunta ansioso.
-No me es permitido develar tal información -respondió El Hombre extremadamente serio ahora.
Extendió su mano y vi que tenía dos píldoras: (aún no habían hecho la película The Matrix, así que creo que esta escena fue una reminiscencia de mi cerebro) una negra y una roja.
-La negra es el borrado de tu memoria y la roja es empezar una nueva vida con tu experiencia de 67 años.
Recuerda - enfatizo- No habrá Cecilia, ni ninguno de tus mejores amigos, no existirá nadie en tu vida que hayas conocido previamente, solo puedes buscarlos y tratar de iniciar la amistad de nuevo desde cero como también puedes buscar a Cecilia, pero existe la posibilidad. de que no le intereses de la misma manera. Y hasta puede suceder que no le encuentres jamás. También tu familia te reconocerá en el mismo punto en que entres a tu casa hoy y todo seguirá igual excepto tu conciencia que te dirá constantemente que ya has vivido ese tiempo y esos eventos. Es un pequeño inconveniente habitado cuenta de los enormes beneficios que se han concedido.
-¿Y quién me concede esos semejantes beneficios? – Pregúntate con cierto aplomo recobrado.
El Hombre entonces me mira severamente de nuevo y contesta: - No me está permitido develar tal información y apúrate – agregado en tono ominoso- la oferta expira en 37 segundos.
Siguió mirándome a los ojos y mantuvo la mano extendida.
Estaba atónito y nervioso; Tenía que tomar una decisión crucial en unos pocos segundos.
Me acababa de graduar en una carrera marítima y recordaba perfectamente que había sido de ella. Tenía solo 20 años y si me borraban la memoria probablemente iba a cometer los mismos errores y arribaría a mis 67 años en la misma situación, la opción que se perfilaba mejor era continuar pero con la experiencia de mi vida anterior, pero en ese caso tendría que reconstruir mis viejas amistades, abjurar de mi novia actual a la cual quería mucho y ella a mí y buscar a Cecilia para construir mi familia sobre nuevas bases y presupuestos.
Bueno y si no la encontré? ¿Y si la encontraba y yo no significaba nada para ella?
Bueno, esos riesgos había que correrlos y estoy de acuerdo con El Hombre, esta es una oportunidad única.
En eso no había dudas.
Tome la píldora roja y me la trague de un golpe.
El Hombre sonoro y dijo -Buena Suerte- y se marchó por donde había venido y lo vi adentrarse en el agua mansa de Julio y desaparecer por completo.
Como es natural me queda sentado en el banco ensimismado. No sentía efecto físico alguno, y conservaba mi memoria y mis vivencias.
Solo me saco de mis pensamientos el Cabeza que me gritaba que se iba y que si quería que me dejara en mi casa.
Sentado en el asiento trasero del Volga vi el paisaje que desfilaba ante mis ojos, era la Habana de 1976, el puente de Hierro, la calle 26, el Zoológico, la Ciudad Deportiva, la fuente luminosa, la Vía Blanca y finalmente la calle Durege. No había basura ni destrucción y todo parecía más limpio y ordenado.
Cuando bajé del carro y me despedí del Cabeza y sus padres, mis piernas flaqueaban. Ahí estaba mi casa de nuevo, no destruida ni despintada, abrí la verja de abajo que no chirriaba y abrí la de arriba que si lo hacía y efectivamente chirrió como siempre hacia.
Mire a la casa de al lado y ahí estaba Maricusa que me saludo afectuosamente y me felicito por mi graduación, mire al otro lado y estaba Inés sentada en el quicio con Eneida su hija.
Dios mío – me dije – ¿qué locura era esta?
Me costó trabajo pulsar el timbre.
Recordaba que, en la graduación original, fui con mi padrino Oscar, pero ahora estaba solo. Sentí los pasos de alguien que venía a abrir la puerta y la puerta se abrió… y ahí me desperté.
He reflexionado mucho en este sueño y no le encuentro significado ni sentido. Solo disfruto en pensar que hubiera hecho si fuera verdad y digo disfruto porque es una manera de enmendar los errores y las malas decisiones o la ausencia de decisiones que han empañado mi vida.
Hay errores garrafales que modificaron el curso de algunos años y hay decisiones que lamento a veces profundamente.
Una oportunidad semejante me daría el margen para tener mejor vida para mí y los míos sabiendo de antemano que No hacer que a veces es más importante que saber qué hacer.
Se que es una quimera, un sueño ni más ni menos, que jamás ocurrirá, pero me refocilo en imaginar modificaciones a hechos y situaciones.
Fue un sueño el cual recuerdo vívidamente paso a paso, hasta recuerdo los ojos del Hombre Misterioso que salió del agua y siento la brisa suave y fresca que venia del mar en aquel 10 de julio del 1976 ya tan lejano e inaccesible.
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