SANTOS SUAREZ
Naci en el barrio de Jesus Maria. Famoso por sus congas, broncas a navajazos y sus solares. No obstante, creci hasta los 6 anos en una agr...

https://www.analiticacallejera.com/2017/10/santos-suarez.html
Naci en el barrio de Jesus Maria.
Famoso por sus congas, broncas a navajazos y sus solares.
No obstante, creci hasta los 6 anos en una agradable burbuja dentro del vibrante , vocinglero y a veces violento barrio donde mis dias eran una escuela por la manana y por la tarde, acabado de banar y con el pecho lleno de talco me sentaba en el quicio de la puerta de la calle en la pequena casita de mis abuelos de la calle Alambique, esperando el heladero para que me compraran un popcicle , el cual me lo zampaba con un plato lleno de galletas de soda con jamon, mirando a Tom y Jerry antes de que Castro decretara que ese tipo de entretenimiento infantil era nocivo para el Hombre Nuevo.
Ambos entretenimientos: los munequitos Americanos y el jamon.
A esa misma edad mi familia se muda a Santos Suarez.
En aquella epoca, el barrio de Santos Suarez era un barrio de clase media, con amplias calles y aceras con canteros donde crecian crisantemos, galanes de noche, margaritas, y otras mas que no recuerdo.
Todas las casa tenian portales amplios y de barandas ornamentales que en algunos casos eran verdaderas obras de arte.
Viviamos en una casa inmensa en la calle Durege , de altos techos de yeso con ampulosas figuras de mujeres guerreras y de delfines con la boca abierta y pisos de baldosas de colores de complicados disenos.
Vivi en esa casa mas de 30 anos y fui feliz en mi infancia particular.
La casa estaba cerca de la esquina de Durege y Santos Suarez .
Precisamente en esa esquina se hallaba el Bar de Angelito; un establecimiento luminoso y limpio donde servian sandwichs y batidos en un lado y en el otro los adictos al Tres Medallas jugaban cubilete, vociferando hasta que Angelito intervenia y reclamaba un poco de silencio.
Angelito era un mediochino fuerte y erecto como el tronco de un arbol, que en las horas del mediodia, cuando la mayoria del barrio almorzba o hacia la siesta,se sentaba en los escalones del portal del bar junto con Felipe el dueno de la carniceria y con mi abuelo, incipiente miliciano para hablar de lo que estaba pasando en Cuba.
Frente al bar estaba la bodega y al lado la carniceria y del otro lado el puesto de viandas.
La ruta 83 pasaba frente a la casa y paraba a unos metros antes de la esquina del Café de Angelito.
La 37 y la 15 bajaban raudas por la calle Santos Suarez, que tenia una pendiente desde la esquina de Gomez, cuatro cuadras mas arriba, que moria en la calle Serrano, donde paraban las guaguas .
En la misma esquina habia una Farmacia muy moderna junto con un consultorio dental tambien muy moderno y bien equipado.
Recuerdo a la Doctora dentista, que al retiro de sus padres asumio la responsabilidad: una senora de oscuro pelo corto y grandes dientes que tenia fama de ser mejor que el padre sacando muelas.
Las dos aceras de la calle Durege, tenian arboles de majagua y arboles de almendras, ademas de todo tipo de pequenos arbustos de flores.
Cada casa tenia enfrente un cantero de hierba que todo el mundo cuidaba con esmero y cuando la hierba crecia la gente chapeaba con machetes porque nadie tenia maquinas cortadoras de hierba.
Cerca de la casa estaba el complejo Crusellas.
El Complejo Crusellas era un grupo de fabricas que hacian cosmeticos, perfumes y detergentes y muy cerca estaba La Estrella, otro complejo donde se fabricaban todo tipo de bombones, caramelos y dulces finos.
Ambos complejos se hallaban cruzando La Via Blanca, una avenida de seis vias que comenzaba en el cruce de Agua Dulce, y Calzada de 10 de Octubre
Terminaba exactamente en la Fuente Luminosa de la Ciudad Deportiva.
La Via Blanca dividia El Cerro de Santos Suarez y tenia un intermitente muro blanco que una gran abertura en la Calle Serrano que la gente bautizo como "el malecon sin agua".
Por las tardes, el olor del detergente se mezclaba con el de chocolate y en casi todo el barrio se podia percibir tal distintivo aroma.
Era un barrio bello y amable y sus atardeceres tranquilos y fragantes.
Recuerdo las noches en que salia de casa de mis padres en la calle Gomez para ir a mi casa, la casa de mis abuelos, y caminaba yo solo con 10 u 11 anos, sin temor a encuentros desagradables, pedofilos, asesinos en serie y demas parafernalia social actual, bajando por Santos Suarez, pasando frente a la Iglesia La Milagrosa, caminando bajo las sombras de los arboles y entre el olor a Galan de Noche, cruzando San Julio e imaginandome la velocidad imposible de la chivichana bajando por la loma de san Julio hasta la Via Blanca y frenando con los zapatos que se rompian en la suela por la friccion descomunal del evento.
En las Navidades, la panaderia de Serrano no daba abasto, todos los puercos enteros y la piernas de seis o siete manzanas a la redonda, se concentraban alli.
Recuerdo el aire frio de Diciembre lleno de olor a puerco asado y la gente saludandose ceremoniosamente y deseandose Feliz Navidad y dandose la mano y gritando Felicidades!!!!
Los pitenes de a la mano y cuatro esquinas toreando las Leylands que bajaban rapidamente por el medio de la calle.
Los juegos de taco en el placer donde anos despues se construyo una de aquellas pescaderias importadas desde Argentina, todo un lujo , con aire acondicionado y una oferta mas o menos decente.
Azul, era el color predominante en las pescaderias argentinas que seis meses despues con al aire roto y apestando a pescado podrido, solo vendia de vez en cuando el jurel que a duras penas llegaba los Centros de Acopio.
Todo eso conformaba Santos Suarez.
Mi barrio, con sus pizzerias y sus cines por doquier, Apolo, Mara, los Angeles, Santa Catalina, Alameda.
Y el antologico Santos Suarez, sede del cieguito Ichi y de las tediosas peliculas rusas muy apropiadas para ir con la noviecita de turno.
Todo eso son ruinas o estan cerca de serlo.
Santos Suarez es ahora un impracticable ghetto con piedras en las calles y basura regada por dondequiera.
Mi barrio es ahora una zona de Guerra, con las casas fortificadas con hierro hasta el techo y los cines son parqueos.
Todo son ruinas y destrozos y la maestra de matematicas de mi sobrino es una muchacha llena de tatuajes con dos muelas de oro y da las clases con una minima minifalda despertando la atencion de sus discipulos, no a las ecuaciones precisamente.
No hay poeticos olores en las noches porque no hay arboles ni arbustos olorosos.
Crusellas no existe y La Estrella no se que fabrica ahora.
Lo unico que se mantiene es, la vista de la Ciudad desde la loma de la calle Flores, bajando hacia Santos Suarez; el imponente Capitolio y el Hospital Amejeiras, que no estaba alli cuando yo bajaba por esa loma al salir de la secundaria Heredia, pero se veia el Habana Libre y el Focsa y aquella vision es lo unico que conservo del Santos Suarez de cuando yo era nino; un barrio bonito y amable ,un barrio oloroso y verde, de bellas casas y modernos apartamentos.
Ya eso tambien es historia.
Famoso por sus congas, broncas a navajazos y sus solares.
No obstante, creci hasta los 6 anos en una agradable burbuja dentro del vibrante , vocinglero y a veces violento barrio donde mis dias eran una escuela por la manana y por la tarde, acabado de banar y con el pecho lleno de talco me sentaba en el quicio de la puerta de la calle en la pequena casita de mis abuelos de la calle Alambique, esperando el heladero para que me compraran un popcicle , el cual me lo zampaba con un plato lleno de galletas de soda con jamon, mirando a Tom y Jerry antes de que Castro decretara que ese tipo de entretenimiento infantil era nocivo para el Hombre Nuevo.
Ambos entretenimientos: los munequitos Americanos y el jamon.
A esa misma edad mi familia se muda a Santos Suarez.
En aquella epoca, el barrio de Santos Suarez era un barrio de clase media, con amplias calles y aceras con canteros donde crecian crisantemos, galanes de noche, margaritas, y otras mas que no recuerdo.
Todas las casa tenian portales amplios y de barandas ornamentales que en algunos casos eran verdaderas obras de arte.
Viviamos en una casa inmensa en la calle Durege , de altos techos de yeso con ampulosas figuras de mujeres guerreras y de delfines con la boca abierta y pisos de baldosas de colores de complicados disenos.
Vivi en esa casa mas de 30 anos y fui feliz en mi infancia particular.
La casa estaba cerca de la esquina de Durege y Santos Suarez .
Precisamente en esa esquina se hallaba el Bar de Angelito; un establecimiento luminoso y limpio donde servian sandwichs y batidos en un lado y en el otro los adictos al Tres Medallas jugaban cubilete, vociferando hasta que Angelito intervenia y reclamaba un poco de silencio.
Angelito era un mediochino fuerte y erecto como el tronco de un arbol, que en las horas del mediodia, cuando la mayoria del barrio almorzba o hacia la siesta,se sentaba en los escalones del portal del bar junto con Felipe el dueno de la carniceria y con mi abuelo, incipiente miliciano para hablar de lo que estaba pasando en Cuba.
Frente al bar estaba la bodega y al lado la carniceria y del otro lado el puesto de viandas.
La ruta 83 pasaba frente a la casa y paraba a unos metros antes de la esquina del Café de Angelito.
La 37 y la 15 bajaban raudas por la calle Santos Suarez, que tenia una pendiente desde la esquina de Gomez, cuatro cuadras mas arriba, que moria en la calle Serrano, donde paraban las guaguas .
En la misma esquina habia una Farmacia muy moderna junto con un consultorio dental tambien muy moderno y bien equipado.
Recuerdo a la Doctora dentista, que al retiro de sus padres asumio la responsabilidad: una senora de oscuro pelo corto y grandes dientes que tenia fama de ser mejor que el padre sacando muelas.
Las dos aceras de la calle Durege, tenian arboles de majagua y arboles de almendras, ademas de todo tipo de pequenos arbustos de flores.
Cada casa tenia enfrente un cantero de hierba que todo el mundo cuidaba con esmero y cuando la hierba crecia la gente chapeaba con machetes porque nadie tenia maquinas cortadoras de hierba.
Cerca de la casa estaba el complejo Crusellas.
El Complejo Crusellas era un grupo de fabricas que hacian cosmeticos, perfumes y detergentes y muy cerca estaba La Estrella, otro complejo donde se fabricaban todo tipo de bombones, caramelos y dulces finos.
Ambos complejos se hallaban cruzando La Via Blanca, una avenida de seis vias que comenzaba en el cruce de Agua Dulce, y Calzada de 10 de Octubre
Terminaba exactamente en la Fuente Luminosa de la Ciudad Deportiva.
La Via Blanca dividia El Cerro de Santos Suarez y tenia un intermitente muro blanco que una gran abertura en la Calle Serrano que la gente bautizo como "el malecon sin agua".
Por las tardes, el olor del detergente se mezclaba con el de chocolate y en casi todo el barrio se podia percibir tal distintivo aroma.
Era un barrio bello y amable y sus atardeceres tranquilos y fragantes.
Recuerdo las noches en que salia de casa de mis padres en la calle Gomez para ir a mi casa, la casa de mis abuelos, y caminaba yo solo con 10 u 11 anos, sin temor a encuentros desagradables, pedofilos, asesinos en serie y demas parafernalia social actual, bajando por Santos Suarez, pasando frente a la Iglesia La Milagrosa, caminando bajo las sombras de los arboles y entre el olor a Galan de Noche, cruzando San Julio e imaginandome la velocidad imposible de la chivichana bajando por la loma de san Julio hasta la Via Blanca y frenando con los zapatos que se rompian en la suela por la friccion descomunal del evento.
En las Navidades, la panaderia de Serrano no daba abasto, todos los puercos enteros y la piernas de seis o siete manzanas a la redonda, se concentraban alli.
Recuerdo el aire frio de Diciembre lleno de olor a puerco asado y la gente saludandose ceremoniosamente y deseandose Feliz Navidad y dandose la mano y gritando Felicidades!!!!
Los pitenes de a la mano y cuatro esquinas toreando las Leylands que bajaban rapidamente por el medio de la calle.
Los juegos de taco en el placer donde anos despues se construyo una de aquellas pescaderias importadas desde Argentina, todo un lujo , con aire acondicionado y una oferta mas o menos decente.
Azul, era el color predominante en las pescaderias argentinas que seis meses despues con al aire roto y apestando a pescado podrido, solo vendia de vez en cuando el jurel que a duras penas llegaba los Centros de Acopio.
Todo eso conformaba Santos Suarez.
Mi barrio, con sus pizzerias y sus cines por doquier, Apolo, Mara, los Angeles, Santa Catalina, Alameda.
Y el antologico Santos Suarez, sede del cieguito Ichi y de las tediosas peliculas rusas muy apropiadas para ir con la noviecita de turno.
Todo eso son ruinas o estan cerca de serlo.
Santos Suarez es ahora un impracticable ghetto con piedras en las calles y basura regada por dondequiera.
Mi barrio es ahora una zona de Guerra, con las casas fortificadas con hierro hasta el techo y los cines son parqueos.
Todo son ruinas y destrozos y la maestra de matematicas de mi sobrino es una muchacha llena de tatuajes con dos muelas de oro y da las clases con una minima minifalda despertando la atencion de sus discipulos, no a las ecuaciones precisamente.
No hay poeticos olores en las noches porque no hay arboles ni arbustos olorosos.
Crusellas no existe y La Estrella no se que fabrica ahora.
Lo unico que se mantiene es, la vista de la Ciudad desde la loma de la calle Flores, bajando hacia Santos Suarez; el imponente Capitolio y el Hospital Amejeiras, que no estaba alli cuando yo bajaba por esa loma al salir de la secundaria Heredia, pero se veia el Habana Libre y el Focsa y aquella vision es lo unico que conservo del Santos Suarez de cuando yo era nino; un barrio bonito y amable ,un barrio oloroso y verde, de bellas casas y modernos apartamentos.
Ya eso tambien es historia.
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