DISTOPIA DIGITAL SOCIALISTA SIN EMISIONES DE CARBONO.
POR : ANTONIO GRACEFFO Que nos espera en el mundo que nos quieren imponer las "democracias occidentales"? Antonio Graceffo ( The ...

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POR : ANTONIO GRACEFFO
Que nos espera en el mundo que nos quieren imponer las "democracias occidentales"?
Antonio Graceffo ( The Gateway Pundit) nos permite echar un vistazo al mundo que nos tienen preparado los globalistas.
Antonio Graceffo ( The Gateway Pundit) nos permite echar un vistazo al mundo que nos tienen preparado los globalistas.
Imaginemos un mundo en el que el Nuevo Pacto Verde
ha dado paso a una existencia sombría en la que las aspiraciones individuales y
los vínculos familiares se ven erosionados por la intervención constante del
gobierno y una economía que ya no funciona para la gente. La visión prometida
de un mundo verde y sostenible se ha convertido en una pesadilla de escasez,
control y desesperación, que deja a la sociedad atrapada en un ciclo socialista
de dependencia con pocas esperanzas para el futuro.
Este control opresivo se deriva de una orden
ejecutiva que otorgó al gobierno amplios poderes, similares a los de la
COVID-19, para cerrar la economía e imponer severas restricciones a la vida
cotidiana. El gobierno central ahora controla recursos esenciales como la electricidad
y el agua, con medidores instalados en cada hogar para limitar estrictamente el
uso. A cada familia se le asigna una cantidad mínima de energía y agua, apenas
suficiente para sobrevivir, y cualquier intento de exceder estos límites se
enfrenta a duras sanciones.
El estado también ha creado una fuerza de “policía
climática” que hace cumplir estas leyes draconianas. Controla periódicamente a
los infractores, buscando a quienes podrían desactivar los detectores
instalados por el gobierno en un intento de tomar una ducha extra o usar más
electricidad de la que les permite su ración.
Para aumentar la desconfianza, se anima a los
vecinos a que se delaten entre sí. Quienes denuncian infracciones reciben una
recompensa, mientras que quienes son sorprendidos infringiendo las normas se
enfrentan a la vergüenza pública o algo peor. El gobierno llega incluso a
enfrentar a las comunidades entre sí otorgando un certificado virtual de logro
a la comuna que menos agua y electricidad consume. Este certificado, una ficha
digital sin sentido, es enviado por la policía como un supuesto honor, pero en
realidad es una herramienta para dividir y controlar aún más a la población.
Los padres ya no tienen derechos absolutos sobre sus
hijos. El Estado ha tomado el control de su educación, y las escuelas
adoctrinan a los niños en la ideología climática del gobierno, tratándola como
una verdad incuestionable. Se ha vuelto ilegal que los padres proporcionen a
sus hijos cualquier información que contradiga la narrativa del gobierno,
etiquetada como "desinformación". Aunque los padres están
estrechamente vigilados por la vigilancia del gobierno, esta tecnología es casi
innecesaria porque los niños han sido condicionados a creer que es su deber
denunciar cualquier violación por parte de sus padres. El resultado es una
sociedad en la que el vínculo entre padres e hijos se erosiona, reemplazado por
un clima de miedo y desconfianza, con familias que viven en constante ansiedad
por la posibilidad de ser delatadas por sus propios hijos.
Las identificaciones digitales y los sistemas de
pago digitales se han convertido en herramientas de control que permiten al
gobierno castigar a quienes se atreven a alzar la voz o violar sus estrictas
leyes, como por ejemplo cultivar sus propios alimentos. Las personas que
desafían al Estado ven que sus sistemas de pago se cierran, lo que les impide
comprar artículos de primera necesidad o acceder al transporte público. Sin una
identificación digital, están encarcelados en su propia comunidad, sin poder
entrar ni salir. La exclusión de los servicios gubernamentales también
significa la exclusión de recursos esenciales como la energía; quienes pierden
el favor del gobierno se quedan sin calefacción, aunque la refrigeración ya no
es un problema porque se ha abolido el aire acondicionado. Este dominio digital
garantiza que la disidencia sea aplastada rápida y despiadadamente, obligando a
la población a someterse bajo la amenaza constante de perder incluso los medios
más básicos de supervivencia.
Con la economía en ruinas y las libertades
personales erosionadas, la vida bajo este régimen se ha convertido en una
existencia sombría y sin alegría. El control del poder por parte del gobierno,
reforzado por estas medidas extremas, ha convertido el Green New Deal en una pesadilla distópica donde la supervivencia,
no la prosperidad, es la única opción. Las libertades y oportunidades que antes
se daban por sentadas han sido reemplazadas por una realidad asfixiante donde
el Estado dicta todos los aspectos de la vida, desde cuánta agua se puede
utilizar hasta con qué frecuencia se puede calentar la casa.
En este mundo, el sueño de un futuro mejor se ve
ensombrecido por la dura realidad de un gobierno que ejerce un poder
descontrolado sobre su pueblo. La orden ejecutiva que pretendía proteger el
medio ambiente ha creado, en cambio, una sociedad en la que el miedo, el
control y la privación son la norma, y en la que se han sacrificado las necesidades humanas
básicas de libertad y dignidad en nombre de la sostenibilidad.
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