UCRANIA; PORQUE TRUMP CAMBIA EL "RELATO"
Tomado de la Gaceta de la Iberosfera . Por Jose Javier Esparza Trump ha cambiado el relato sobre la guerra de Ucrania. Lo ha dicho el venc...

Tomado de la Gaceta de la Iberosfera . Por Jose Javier Esparza
El problema era —siempre ha sido— precisamente ése: el punto de vista. Por utilizar una imagen muy popular, es como lo de ese cuento indio donde unos ciegos tratan de describir un elefante sólo a partir de la parte del animal que pueden tocar: cada cual describe un animal distinto según palpe la trompa, la oreja, una pata, etc. Todos tienen razón, pero ninguno está describiendo toda la realidad. Lo mismo aquí, en esta guerra (como en todas). Si uno pone el foco en febrero del 22, es evidente que la guerra la empieza Rusia con una invasión alevosa y claramente ilegal del territorio soberano ucraniano. Ahora bien, si uno amplia el foco y lo coloca no en 2022, sino en 2013-14, que es cuando el conflicto se hace irreversible, entonces la perspectiva cambia. ¿Recordamos? Elecciones que gana Yanukovich, golpe de estado travestido de revolución popular, la transparente declaración de Victoria Nuland, en la época responsable de la Secretaría de Estado para asuntos eurasiáticos: «Que se joda la UE». Y los fallidos acuerdos de Minsk, y la ocupación rusa de Crimea… Si ponemos ahí el foco, el conflicto lo empiezan los americanos. Pero si ampliamos más el foco y nos vamos al nacimiento del estado ucraniano, en 1991, entonces la perspectiva vuelve a cambiar: tenemos un estado en buena medida artificial, con dos comunidades claramente diferenciadas (la ucraniana y la rusa), regidas ambas por dos oligarquías simétricamente corruptas, incapaces de construir un estado eficiente. Si ponemos el foco ahí, la culpa del conflicto es sin duda de los sucesivos gobiernos ucranianos, depredadores de una nación a la que han condenado a la corrupción permanente y a la emigración de millones de personas mucho antes de que empezara la guerra. Pero hay más: si volvemos a acercar el foco y nos vamos a la primavera de 2022, a las conversaciones de paz de Estambul, ahí la perspectiva cambia de nuevo: Zelenski había obtenido entonces una paz mucho más ventajosa que la que ahora podrá conseguir, pero llegaron los ingleses y empujaron a Ucrania a prolongar la guerra, aún no sabemos bajo qué promesas. Si colocamos ahí el foco, entonces la culpa es de los europeos; los mismos europeos que confesaron (Merkel, Hollande) que los acuerdos de Minsk sólo eran una trampa para ganar tiempo y permitir que los ucranianos se rearmaran. Y Europa, desde ese momento, no ha dejado de prolongar… el relato.
Trump ha cambiado violentamente el guion. No lo ha hecho por amor a la verdad, sino por puro pragmatismo político (que es su obligación, todo sea dicho). Sencillamente, esta guerra no es su guerra, sino la del establishment demócrata. A él no le interesa lo más mínimo tensar a los rusos, porque, en su visión del orden mundial, su rival en el tablero no es Rusia, sino China (y si consigue separar a Rusia de China, mejor que mejor). La guerra de Ucrania sólo es un sumidero de dinero cuyo destino, por otro lado, está rodeado de sombras. En cuanto a la guerra en sí, por supuesto que la OTAN podría doblegar a Rusia, pero sólo a costa de una escalada cuyas consecuencias serían con toda seguridad catastróficas. En estas condiciones, ¿qué sentido tiene prolongar la guerra? Una guerra que no vas a ganar, mejor liquidarla. Eso es todo. ¿Y los ucranianos, a los que se ha empujado a un conflicto imposible? Bueno —deben de pensar ahora en la Casa Blanca—, habrían hecho mejor en no fiarse de los Estados Unidos o de sus monaguillos europeos, que en esto llevan tanta culpa como Washington. Pero para eso es imprescindible, ante todo, romper la narrativa que durante tres años ha hecho de la guerra de Ucrania el eje de la política mundial, la quintaesencia de la lucha por las libertades y los «valores occidentales» frente al despotismo asiático-ruso-soviético. Romper el relato.
¿Y los europeos? Los europeos quizá deberíamos
empezar a escribir otro relato. Nuestro propio relato. Pero con otros escribas,
por favor, porque los de Bruselas ya no sirven ni para un folletín.
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